"Canción del niño perdido"




Yo tenía una cuna preparada...

Un cauce misterioso

me inundaba de sueños de ternura.

Un río tibio y blanco

fluía dulcemente

y algo me repetía

que sería torrente

de vida que a mi vida llegaría...

Sé que todo capullo

soñará como yo. En lo más profundo

presagiaba la llama, pero era todavía,

solamente un sueño que nacía.

Yo fuí suma de lunas impacientes

hasta que llegó un día

que algo me desligó, tan de repente,

que al invadir el agua de la brisa

por un bosque de sangre enloquecida,

me devoró el gran lobo de la muerte

en los mismos umbrales de la vida.

 
María Marcela Sánchez Coquillat